Freud y Marx

Freud y Marx
la sociedad del espectaculo

jueves, 2 de junio de 2011

INSIDE JOB

“Hay que reformular el capitalismo” se dijo por allí en el 2008, no es posible que la “avaricia de los financieros” nos lleve a un colapso económico mundial… así continuaba un discurso emitido en Francia en el 2008. Uno pudiese pensar que dicho discurso fue emitido por la fracción de izquierda del PSF, o algún líder de la antiglobalización. Sin embargo fue emitida nada menos que por el Presidente de la Republica francesa, el derechista Nicolás Sarkozy, unos de los desmanteladores de los últimos beneficios sociales que aún quedaban en los estados de bienestar europeos, cuya desmalentación fue acelerada ya antes por lo gobiernos de la socialdemocracia europea de los finales de los 80´s y década de los 90´s. Discurso que no esta demás decirlo fue pronunciado en junio en la ciudad Toulon.

Recuerdo bien ese día, pues luego de haberlo leído en el periódico Le Monde, me quedo la sensación de que algo muy grave estaba pasando, que una crisis económica (nunca antes había vivido una crisis mundial entendiendo las pinceladas de lo que eso significaba) estaba rondando y que repercusiones de ésta recorrería como un nuevo fantasma en el proceso de mundialización que vivi(a)mos.

Ese era mi primer año en la universidad, por lo que una serie de autores se proyectaban ante mí como un infinito de posibilidades para crecer intelectualmente. Sin embargo el impacto de las palabras de Sarkozy no me dejaron de rondar, como un miedo muy latente y manifiesto. Observaba en las calles como la movilización social por parte de los trabajadores del sector terciario se manifestaban públicamente en las calles –en ese tiempo yo vivía en un departamento ubicado en el centro de Santiago, en calle moneda, y eran mis primeras veces que veía una manifestación que no fuera de estudiantes, pues en mi ciudad natal jamás vi manifestaciones de trabajadores- por lo tanto, poco a poco fui sintiendo una inseguridad y miedo por los coletazos que la crisis de los “Suprime” podría traer, intentaba seguir los artículos relacionados sobre la crisis, Manuel Castells, Joseph Stiglitz, Marcel Claude, etc… todo me indicaba que esta era la peor crisis económica luego después de la de 1929, y más de una vez me aventure a pensar que podía ser aún peor.

Sin embargo pasaron los días, meses y años y las profecías catastróficas que se publicaban en las revista de economía de Clacso, no se vislumbraban, Sarkozy siguió avanzando en su desmantelación del Estado de Bienestar y nunca más volví a leer que propusiese reformas sustanciales para reformular al capitalismo. Los 500 millones de nuevos pobres que dejo la crisis, el desempleo sumido en dos dígitos en las economías desarrolladas, las nacionalizaciones de los bancos más importantes de aquellos países, los salvatajes a los bancos de crédito más importantes del mundo, las operaciones millonarias de los países del primer mundo para reactivar la economía, nunca más se hablo. Al parecer las señales de normalidad al fin y al cabo fueron más fuertes que la realidad devastadora que pudo producir (o produjo¿?) dicha crisis y mi tranquilidad volvió después de pensar en una anquilosa situación mundial.


Sin embargo nuevamente después de ver el documental “Inside Job”, y recordar de manera detallada (como lo muestra el documental) la gestación, desarrollo e impacto de la crisis de los créditos basura, que veían sus raíces en la desregulación de las instituciones financieras desde finales de los años 80´s, dando las condiciones para que surgieran una clase financiera, que a través de las tecnologías de información y comunicación (y de la desregulación) innovo sus “productos” generando una expansión sin precedentes de los mercados capitales. Buscando el trasformar en cualquier valor, actual o potencial, en activos financieros, procediendo a la titularización financiera de cualquier tipo de bienes y servicios, activos y pasivos financieros y de las propias transacciones financieras. Generando entonces en la compraventa de valores a corto plazo, una forma especulativa que no presentaba cobertura alguna del capital. Aunque como se expresaba en el documental el cambio que radicalizo esta tendencia fue la difusión de los llamados “derivados financieros”, productos sintéticos que integran distintos tipos de activos de distintos orígenes, cuya compleja estructuración hacía imposible su identificación.
Como decía F. Nietzsche “la enfermedad llamada ser humano” tiene una tendencia hacia la corrupción, entonces si no existía algún ente que pudiese regular y además de la excesiva concentración del mercado financiero, iban a provocar, parafraseando a los protestantes en la época de la reforma “un poder corrompe, un poder absoluto es una corrupción absoluta”, un vicio dentro del mercado financiero que traería en una de las peores crisis de la historia de la interdependencia mundial.

Las consecuencias como se dijo al principio mostraba una tendencia estructural hacia el desplome del orden socioeconómico, las soluciones como se esbozaron resultaron ser “eficientes” (como le gusta declarar al establishment de la política mundial, esos mismos socialdemócratas o derechistas, que desde principio de los 80´s hacia a delante empezaron a concordar en los paradigmas económicos) la confianza volvía, los miedos se esfumaban, aunque el desempleo aumentaba, gobiernos caían (en Islandia durante el 2010 las protestas se agudizaron hasta el nivel de derrocar a sus “eficientes” tecnócratas, y encarcelar a los bancarios y financieros que colapsaron el sistema económico, y poner a un gobierno contra la lógica de la Unión Europea, decidiendo incluso el no pagar la deuda externa de su país, medida que colerizo al gobierno de Gran Bretaña pidiendo incluso la expulsión de estos de la Comunidad Europea), rebeliones masivas y sociales (Grecia 2010) y ocupaciones de las plazas públicas por parte de los jóvenes y “descontentos” (España 2011), además de asistir de manera privilegiada a la baja estructural del dólar (baja que nos a traído dividendo en nuestro mercado interno, producto del precio del cobre y la cantidad de dólares existentes en nuestro país).

Quizás la realidad sociales más compleja de lo que parece, y sus acciones-consecuencias; Su ser y dejar ser, en su despliegue y cese continuo –lo que va siendo y lo que va dejando de ser- (en clave existencialista) nunca será visible completamente para nosotros. Entre mi miedo inicial, mi despreocupación miope subsiguiente, y mi fácil influencia comunicacional (después de haber visto el documental), me delimitare a rentabilizarme tanto en el tiempo (mercados de futuro), como en la incertidumbre (mercado de opciones) con una frase que leí en el 2008 “Terminaremos trabajando como chinos y para los chinos”

martes, 26 de abril de 2011

La enfermedad llamada ser humano


Esta frase es de F. Nietzsche y quiere decir que el ser humano es un ser paradójico, sano y enfermo: en él viven el santo y el asesino. Bioantropólogos, cosmólogos y otros afirman: el ser humano es a un mismo tiempo sapiente y demente, ángel y demonio, dia-bólico y sim-bólico. Freud dirá que en él hay dos instintos básicos: uno de vida que ama y enriquece la vida y otro de muerte que busca la destrucción y desea matar. Importa enfatizar que en él coexisten simultáneamente las dos fuerzas. Por eso, nuestra existencia no es simple sino compleja y dramática. En ocasiones predomina la voluntad de vivir y entonces todo irradia y crece. En otros momentos gana la partida la voluntad de matar y entonces se producen violencias y crímenes como el que ocurrió recientemente en Río de Janeiro.

¿Podemos superar este desgarro en el ser humano? Fue la pregunta que A. Einstein planteó a S. Freud en una carta del 30 de julio de 1932: « ¿Existe la posibilidad de dirigir la evolución psíquica al punto de tornar a los seres humanos más capaces de resistir a la psicosis del odio y de la destrucción?» Freud respondió con realismo: «No existe la esperanza de suprimir de modo directo la agresividad humana. Lo que podemos hacer es recurrir a vías indirectas, reforzando el principio de vida (Eros) contra el principio de muerte (Thanatos). Y terminaba con una frase resignada: «hambrientos, pensamos en el molino que muele tan lentamente que podríamos morir de hambre antes de recibir la harina». ¿Será este nuestro destino?

¿Por qué escribo estas cosas? Por causa del demente que el día 5 abril mató a balazos a 12 estudiantes inocentes de entre 13-15 años y dejó 12 heridos en una escuela de un barrio de Río de Janeiro. Ya se han hecho un sinnúmero de análisis, y se han sugerido innumerables medidas como la de restringir la venta de armas, montar esquemas de seguridad policial en cada escuela y otras. Todo eso tiene su sentido. Pero no toca el fondo de la cuestión. La dimensión asesina, seamos concretos y humildes, habita en cada uno de nosotros. Tenemos instintos de agredir y de matar. Está en la condición humana. Poco importan las interpretaciones que le demos. La sublimación y la negación de esta anti-realidad no nos ayudan. Hay que asumirla y buscar formas de mantenerla bajo control e impedir que inunde la conciencia, fortalecer el instinto de vida y asumir las riendas de la situación. Freud lo sugería: todo lo que hace crear lazos emotivos entre los seres humanos, todo lo que civiliza, toda la educación, todo arte y toda competición por lo mejor, trabaja contra la agresión y la muerte.

El crimen perpetrado en la escuela es horripilante. Los cristianos conocemos la matanza de los inocentes ordenada por Herodes. Por miedo a que Jesús, recién nacido, fuera más tarde a arrebatarle el poder, mandó matar a todos los niños de los alrededores de Belén. Los textos sagrados traen las expresiones más conmovedoras: «En Ramá se oyó una voz, mucho llanto y gemidos: es Raquel que llora sus hijos y no quiere ser consolada porque ya no existen» (Mt 2,18). Algo parecido ocurrió con los familiares de las víctimas.

Este hecho criminal no está aislado de nuestra sociedad. Esta no es que tenga violencia, es peor, está montada sobre estructuras permanentes de violencia. Aquí valen más los privilegios que los derechos. Marcio Pochmann en su Atlas Social do Brasil nos trae unos datos estremecedores: El 1 % de la población (cerca de cinco mil familias) controlan el 48% del PIB y el 1% de los grandes propietarios detenta el 46% de todas las tierras. ¿Se puede construir una sociedad de paz sobre semejante violencia social? Estos son aquellos que abominan hablar de reforma agraria y de modificaciones en el Código de la Floresta. Valen más sus privilegios que los derechos de la vida.

El hecho es que en las personas perturbadas psicológicamente, la dimensión de muerte, por mil razones subyacentes, puede aflorar y dominar la personalidad. No pierden la razón. La usan al servicio de una emoción torcida. El hecho más trágico, estudiado minuciosamente por Erich Fromm (Anatomia de la destructividad humana, 1975) fue el de Adolf Hitler. Desde joven fue tomado por el instinto de muerte. Al final de la guerra, al constatar la derrota, pide al pueblo que destruya todo, envenene las aguas, queme los suelos, liquide los animales, derribe los monumentos, se mate como raza y destruya el mundo. Efectivamente él se mató y todos sus seguidores próximos. Era el imperio del principio de muerte.

Corresponde a Dios juzgar la subjetividad del asesino de la escuela de estudiantes. A nosotros condenar lo que es objetivo, el crimen de gravísima perversidad, y saber localizarlo en el ámbito de la condición humana. Y usar todas las estrategias positivas para hacer frente al Trabajo de lo Negativo y comprender los mecanismos que nos pueden subyugar. No conozco otra estrategia mejor que buscar una sociedad justa, en la cual el derecho, el respeto, la cooperación, la educación y la salud estén garantizados para todos. Y el método que nos indica Francisco de Asís en su famosa oración: llevar amor donde reina el odio, perdón donde hubiere ofensa, esperanza donde hay desesperación y luz donde dominan las tinieblas. La vida cura la vida y el amor supera en nosotros el odio que mata.

Abril 22 de 2011

Por Leonardo Boff
www.servicioskoinonia.org

viernes, 11 de junio de 2010

Los intelectuales no saben conquistar.


Los intelectuales no saben cortejar a las mujeres. Digo “cortejar” ya que mis amigas -lesbianas y feministas- se podrían enojar, reclamando que las mujeres no se conquistan, que son los ejércitos liderados por tiranos falócentricos quienes conquistan a pueblos y a otros ejércitos. Pero al menos esta tropa (la de los intelectuales) no reconoce estrategia alguna, vanguardia o retaguardia, y solo se entrega al enemigo para que lo ataquen de frente y costado.

Mi mejor amigo aún es virgen, y ya se fue de la casa de sus padres o mejor dicho madre, ya que como la mayoría en este país, creció bajo el sustento sólo de la mamá, pues el padre un día decidió no visitarlo más y rearmar su vida en forma paralela (un clásico de la anatomía antropológica de la sociedad chilena). Y él -mi amigo- es a lo que yo considero un intelectual. El dato que este sea virgen no es menor, y esta proporcionalmente correlacionado a que este no es un seductor y que las mujeres quizás los prefieren “onderos” y el que se hubiese ido de la casa supondría -como dicen en el relato popular- un indicador de una vida sexualmente más activa. Sin embargo estos dos indicadores, no nos ayudan a comprender nada, es caprichoso decir que las mujeres los prefieren de una u otra forma y que sólo por tener un techo independiente de la “Gran Mujer” uno se vuelva más irresistible.

Marco Aurelio, escribía en sus memorias que uno se puede pasar una vida tratando de entender un libro, pero solo (vivir) la vida te hará comprender el libro. Un aforismo muy practico a la hora de criticar el comportamiento de mi amigo y su tropa de compañeros; su parada de que no salir los fines de semana a la alienación del sistema, no bailar en fiestas música comercial –como si Beethoven no pensaba en vender sus obras- o toda su articulación discursiva contra lo que la mayoría de los mortales entendemos como “diversión”, los proyecta como una piedra arrojada al vació envuelta en un papel gris.

Para mi amigo leer a Benedetti es un acto de deshonra y citarlo en algún encuentro es un harakiri imposible de perdonar. Este espera que las mujeres solas le reconozcan sus grandes atributos, su capacidad de comprensión, su entrega dantesca, su feminismo-liberal y su trofeo de ajedrez como símbolo fálico de intelectualidad.

Es raro, las grandes mentes de la humanidad postulan (de una u otra forma) la reproducción de la sociedad material, pero ¿reproducirla de que forma? ¿Ideológicamente? No señores Marx, Kant, Heidegger, Camus; la única forma que yo conozco de cosificar, cambiar y reproducir la sociedad es cortejando, seduciendo y hasta a veces amando a las mujeres.


Mientras tanto mi amigo seguirá esperando que llegue su princesa azul (porque son ellos los únicos –y no las mujeres como nos hacen creer en los cuentos- los que creen aún en la magia) que los rescatara envueltos en el papel gris manchado de letras más cursis que las que pudiese escribir Benedetti o Neruda.

domingo, 19 de octubre de 2008

Cuando fui revolucioario.




En mi habitación la cama estaba aquí, el armario allá y en medio la mesa.
Hasta que esto me aburrió. Puse entonces la cama allá y el armario aquí.
Durante un tiempo me sentí animado por la novedad. Pero el aburrimiento acabó por volver.
Llegué a la conclusión de que el origen del aburrimiento era la mesa, o mejor dicho, su situación central e inmutable.
Trasladé la mesa allá y la cama en medio. El resultado fue inconformista.
La novedad volvió a animarme, y mientras duró me conformé con la incomodidad inconformista que había causado. Pues sucedió que no podía dormir con la cara vuelta a la pared, lo que siempre había sido mi posición favorita.
Pero al cabo de cierto tiempo, la novedad dejó de ser tal y no quedó más que la incomodidad. Así que puse la cama aquí y el armario en medio.
Esta vez el cambio fue radical. Ya que un armario en medio de una habitación es más que inconformista. Es vanguardista.
Pero al cabo de cierto tiempo… Ah, si no fuera por “ese cierto tiempo”. Para ser breve, el armario en medio también dejó de parecerme algo nuevo y extraordinario.
Era necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión terminante. Si dentro de unos límites determinados no es posible ningún cambio verdadero, entonces hay que traspasar dichos límites. Cuando el inconformismo no es suficiente, cuando la vanguardia es ineficaz, hay que hacer una revolución.
Decidí dormir en el armario. Cualquiera que haya intentado dormir en un armario, de pie, sabrá que semejante incomodidad no permite dormir en absoluto, por no hablar de la hinchazón de pies y de los dolores de columna.
Sí, esa era la decisión correcta. Un éxito, una victoria total. Ya que esta vez, “cierto tiempo” también se mostró impotente. Al cabo de cierto tiempo, pues, no sólo no llegué a acostumbrarme al cambio -es decir, el cambio seguía siendo un cambio-, sino que al contrario, cada vez era más consciente de ese cambio, pues el dolor aumentaba a medida que pasaba el tiempo.
De modo que todo habría ido perfectamente a no ser por mi capacidad de resistencia física, que resultó tener sus límites. Una noche no aguanté más. Salí del armario y me metí en la cama.
Dormí tres días y tres noches de un tirón. Después puse el armario junto a la pared y la mesa en medio, porque el armario en medio me molestaba.
Ahora la cama está de nuevo aquí, el armario allá y la mesa en medio. Y cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fui revolucionario...
(Slawomir Mrozek)

sábado, 27 de septiembre de 2008

semiotica de principiantes.

En la dicotomía clásica del estructuralismo sausseriano, podemos descifrar cuatro componentes esenciales (lengua/habla, significado/significante, denotación/connotación, sintagma/paradigma), sin embargo, Barthes plantea que a esta forma de desarrollar los análisis, no debemos olvidar que los signos poseen en sí una carga ideológica.

“El mundo está lleno de signos, pero estos signos no tienen todos la bella simplicidad de las letras del alfabeto, de las señales del código vial, o de los uniformes militares: son infinitamente más complejos y sutiles. La mayor parte de las veces nos tomamos por informaciones <>; se encuentran una ametralladora checoslovaca en manos de un rebelde congoleño: hay aquí una información incuestionable; sin embargo, en la misma medida en que uno no recuerda al mismo tiempo el numero de armas estadounidenses que están utilizando los defensores del gobierno, la información se convierte en un segundo singo, ostenta una elección política.”

Entonces podemos inferir que la carga comunicacional del modelo de sociedad de masas, no escapa de esta distinción barthiana, y que el desarrollo de los universos simbólicos generan toda una alienación del –yo- en la sociedad actual.

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Aun así, Nos parece interesante poder entrelazar distintas teorías frente a Barthes, poder ver a Marx y Freud, como ejes dominantes en el pensamiento barthiano).

En las nuevas formas de generar condiciones de legitimación de la situación socio-política, los medios masivos de comunicación crean un imaginario-simbólico donde definen “lo real”. Logrando significar de forma errada las condiciones reales de existencias económicas, lo cual generaría; con la “culminación y el triunfo del fetichismo y de la cosificación articulados en funciones-signos ritualizadas y sacralizadas en la comunicación mass-mediática” .

Marx puede afirmar que en el comienzo de una situación histórica, la relación de los hombres entre sí y su colectividad, generara una escisión irreconciliable. A tal escisión es a la que Marx denominará como relación alienada. Y esta relación falsa se cimentará en la separación, en una determinada época, entre el ser real y sus creaciones. La contradicción entre el sujeto que produce y lo producido influencia no solo lo económico si también hacia lo psicológico. La ideología resulta ser un proceso en el que la alienación articula la conciencia hacia intereses y valores ajenos al sujeto dominado. Lo que resulta que sobre la infraestructura económica surge la superestructura jurídica-política que sirve para racionalizar el proceso de dominación.

Por otra parte Freud, nos muestra que el ser humano esta dominado por su inconsciente, haciendo alusión a los instintos humanos reprimidos, los que saldrán a la luz con la nueva sociedad industrializada.
Así es como explica que a través de este tipo de sociedades podremos encontrar los instintos destructivos, para ellos revela que el inconsciente se va a estructurar bajo dos principios: el destructivo y el creativo.
A partir de la incentivación del inconciente en algunas sociedades se crea un sado-masoquismo en donde aparecen líderes en los que predomina el principio de dominación social, como parte fundamental de su conducta.

Podemos encontrar acá –según nuestro entender- que Barthes pertenece a un tipo de intelectuales que proyecta un neomarxismo, proyección que junto a Claude Lévi-Strauss, Jacques Lacan, Michel Foucault y Jean Baudrillard, entre otros, sumados a los teóricos de la Escuela de Frankfurt, generarían una critica radical a la nueva sociedad postindustrial, y sus nuevas formas de analizarla.
Vemos elevarse una profunda crítica hacia la sensación continua de cambio y transformación ficticia, y nos muestran a un sistema de clasificación en el que lo estático suplanta a lo dialéctico donde se apela a los componentes arcaicos y residuales del inconsciente colectivo, como estructura básica de la cultura de masas.

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1.Barthes, Roland, La Aventura Semiológica, pp. 224, Paidós Comunicación, 2ª edición, 1993, Barcelona, España.
2.Reyes, Román, Diccionario Crítico de Ciencias Sociales, Pub. Electrónica, Universidad Complutense, Madrid, 2002.

sábado, 7 de junio de 2008

DE LOS PROTEROS A LA LIBERTADORES

UNI UNI ¡ UNION¡¡ - UNI UNI UNION¡¡¡ - UNI UNI ¡ UNION¡¡¡ UNION SAN FELIPE¡¡¡¡

Desde que se fundó la institución, el 16 de octubre de 1956, en el Salón Principal del Cuerpo de Bomberos, Unión San Felipe se convirtió en uno de los principales embajadores del valle de Aconcagua en el mundo, gracias a sus logros deportivos.

El club nació de la fusión de dos clubes del fútbol amateur -Tarsicio e Internacional-, impulsado por los visionarios dirigentes Tomás Martínez Valdés, José Luis Vargas Olea, Carlos Gallardo, Ismael Herrera, Juan Mira, Gustavo Bull Peterson, Luis González, Ricardo Bonilla, Juan Sabaj, René Castillo, Delfín Silva, Jorge Figueroa Miranda y Manuel Juárez Rabanales.

Dos años después de su fundación, el Uní Uní fue designado como el representante chileno en un Sudamericano de clubes de Segunda División en Perú. Al poco tiempo, el equipo unionista no demoraría en alcanzar un sitial más alto: en 1961 logró su primer ascenso a Primera División.

Ocho años consecutivos llegó a estar Unión San Felipe en la División de Honor. En esa época quedarían grabados en la historia nombres ilustres como Roberto Bellomo, Julio Baldovinos, Felipe Bracamonte, Salvador Gálvez, Florindo Abaceta, René Cárdenas y muchos otros.

En 1970, cuando la institución estaba sumergida en una profunda depresión deportiva -donde incluso había solamente tres jugadores en el plantel-, a un entonces joven y desconocido entrenador, Luis Santibáñez, se le encargó la difícil misión de tomar las riendas del primer equipo. Así se comenzó a forjar el glorioso plantel que haría historia en el fútbol chileno. Este puñado de futbolistas soñadores cumplió una hazaña inigualable hasta hoy, al ganar en forma consecutiva el campeonato de Ascenso y el título de Primera División, imponiendo el slogan: “De los potreros a la Libertadores”.
En la memoria colectiva de la hinchada aún están frescas las imágenes de cuando el Uní Uní se midió con los equipos peruanos (Universitario y Alianza Lima) en la Copa Libertadores de América de 1972. También es atesorado por algunos seguidores de la tricota albirroja, el empate que sostuvo el cuadro sanfelipeño contra el entonces poderoso Vasas de Hungría, en el Estadio Nacional.

Después de estos años gloriosos, Unión San Felipe dejó de tener un rol preponderante en el fútbol chileno, bajando a Segunda División en 1974. Un año antes había evitado el descenso en la última fecha en desmedro de Universidad Católica.

Debieron pasar ocho temporadas para que la albirroja volviera a las canchas de la División de Honor. En 1982 logró el anhelado regreso. Sin embargo, los sanfelipeños sólo alcanzarían a estar en esta categoría hasta 1986. Aquel equipo estaba plagado de jugadores con vasta experiencia, pero no fue suficiente para evitar el desastre.

Mientras algunos quemaban sus últimos cartuchos en la actividad, paralelamente, en la institución florecía una gran cantidad de figuras promisorias, como el “Manteca” González, el “Cabezón” Roco, Alejandro Bernal y Julio Tapia, entre otros.
Ellos serían los encargados de dar nuevos bríos al plantel. El buen trabajo en las series inferiores le daría grandes réditos a Unión San Felipe, ya que ascendería – con integrantes, en su mayoría, de la zona – en 1988. Pero la alegría sería breve, porque en la temporada siguiente los sanfelipeños bajaron en la polémica liguilla de Promoción, siendo desplazados por Santiago Wanderers.

Durante una década, el equipo albirrojo deambularía por las canchas del ascenso, siendo las campañas de 1992 y 1999 las más inestables. En estos años, el conjunto unionista esquivó milagrosamente el descenso a Tercera División. Pero los oscuros tiempos de Segunda División tendrían un final feliz. El nuevo milenio le vino bien al club.

Con nueva directiva y un grupo de jugadores “picados”, Unión San Felipe volvería a Primera División en forma gloriosa. En aquel campañón, los dirigidos de Raúl Toro no perdieron ningún partido en casa, completando al año siguiente 30 fechas invictas. Los sanfelipeños subirían en casa en Melipilla (1-1) y se coronarían en la última fecha frente a Antofagasta (1-1).

Entre 2001 y 2002, los albirrojos cumplieron destacadas campañas, convirtiéndose en protagonistas de los torneos de Primera División. Las temporadas siguientes serían para el olvido.

El 2005 fue un período de cambios y desencuentros: el club volvió al Ascenso y se transformó en sociedad anónima. Actualmente, la nueva administración tomó a una institución que cumple 50 años, forjando esperanzas en los más jóvenes, a través de un serio trabajo en las divisiones cadetes, para que se conviertan en el semillero del futuro de un club acostumbrado a las épicas jornadas deportivas.


(En 1968, luego de un complicadísimo torneo dividido en zonas, San Felipe descendió por primera vez. Dos años después regresaría a la elite para protagonizar la mayor hazaña que se haya visto nunca en canchas nacionales. Dirigido técnicamente por un joven Luis Santibáñez, en 1971 el "Uní Uní" cumplió un campañón y se convirtió en el único equipo chileno a la fecha que ha obtenido el título de Primera luego de ascender.
De la lista de campeones nacionales, San Felipe es por lejos el más inusual y su gesta difícilmente volverá a repetirse.) * ENTRAIDO DE http://www.fotolog.com/golygol/24078081

domingo, 25 de mayo de 2008

Introducción sobre como el arte genera revolución

“-Ustedes saben que poesía y revolución son una misma cosa. Es hora de la Revolución en todos sus campos. A Chile hay que despertarlo a cañonazos.
- ¿A cañonazos?
- A cañonazos de poesía.
- ¿De cuál poesía?
- De la verdadera. ¡Abajo los falsarios! Hay que limpiarla de malandrines e impostores, de calugosos e idiotas. Hay que iniciar la tarea de refundar la poesía chilena. Yo empecé a hacerlo en París.
- Se necesita juntar a todos los poetas jóvenes, y no solo a los poetas; a los pintores, a los músicos, a todos los artistas nuevos.
- Tenemos que conversar con ellos. Será la cruzada del futuro.
- Prefiero la palabra revolución ¡hay que refundar la poesía! (*1)

El análisis hermenéutico del discurso estético modernista, nos sirve para conocer a la historia como un dialogo viviente entre el pasado, presente y futuro de nuestras sociedades.
Pero, ¿cuándo la propuesta artística es más que una simple concepción modernista y se reviste de vanguardia? El escritor ya no es un simple reflejo de la sociedad, pasa de ser leído solamente por técnicos del intelecto, ha jugar un papel activo en la toma de conciencia de sectores sociales excluidos en la concepción de <>, y regeneran al <> presente en la marginalidad de su contexto.
Para un grupo de filósofos agrupados en la INTERNACIONAL SITUACIONISTA, (grupo nacido al alero del surrealismo francés), todo creación artística que no cumpla aquella función no es más que mercancía, digna de la sociedad del espectáculo capitalista. "El arte tiene un papel específico que desempeñar en el espectáculo. En cuanto deja de responder a necesidad real alguna, la producción sólo puede justificarse en términos puramente estéticos. La obra de arte —el producto completamente gratuito cuya coherencia es puramente formal— proporciona en la actualidad la ideología de la pura contemplación más poderosa posible. Como tal, es la mercancía por excelencia. Una vida que carece de todo sentido al margen de la autocontemplación de su suspensión en el vacío halla su expresión en el gadget: un producto permanentemente anticuado cuyo único interés y utilidad residen en su abstracta ingeniosidad técnico-artística y en el estatus que confiere a aquellos que consumen su última reedición. A medida que pierda cualquier otra razón de ser, la producción en su conjunto se volverá cada vez más «artística»."(*2)

La generación del “Treintayocho” y la “novísima post-golpe” (generación de los ochenta) es un claro ejemplo para entender que la creación literaria posee dimensiones estéticas de rebeldía & bohemia, las cuales afirmarían nuestra postura que el arte genera revolución.
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*1. – Teitelboim. “La marcha infinita” (Pág.184)
*2.-- Sección Inglesa de la Internacional Situacionista- 1967.